KYRIE ELEISON

     

los 7 libros

07

   

DENUNCIA

     

la ira de Dios

IGLESIAS INSTITUCIONALES


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  La "ira de Dios" parece una idea primitiva. Dios es Amor, no cabe en Él la ira.
Sin embargo tiene un sentido: Dios sostiene a todos los hombres, a justos e injustos, pero cuando la obstinación de algunos llega a producir un desconcierto y un sufrimiento grande sobre la tierra, no se trata de que Dios se enfade, sino que ya no puede sostener a todos, y deja caer lo más fuerte: lo que por soberbia cree poder mantenerse a sí mismo, y levanta lo más débil: lo que sufre y espera la misericordia del Cielo.

Las riñas entre cristianos han llegado a un punto crítico, porque el mundo se está hundiendo en la angustia y en el vacío, y necesita de una Luz clara y limpia que le dé esperanza de Vida.
Los cristianos, con nuestras discusiones, nuestros sectarismos, nuestra división, somos absolutamente responsables de que esa Luz no resplandezca con plenitud.
No culpemos a Satanás, ni al propio mundo que se hunde en su pecado. Si los que somos portadores de un mensaje de unidad en el Amor, no estamos unidos ni nos amamos, ¿qué autenticidad y credibilidad puede tener este mensaje que estamos llamados a difundir?
Hasta que el Espíritu Santo no encuentre la unidad que le es propia, la fuerza salvífica de Cristo seguirá estando debilitada.

Y Dios nos pedirá cuentas de esto, porque es sólo y exclusivamente responsabilidad nuestra. Si no tuviéramos las escrituras, si los profetas no hablaran no habría pecado, pero las escrituras hablan con claridad, y profetas hablan con fuerza exponiendo sus vidas a la violencia.
Sin los protestantes, los católicos jamás alcanzaremos la promesa divina, ni ellos podrán alcanzarla sin nosotros. Pero juntos, por equivocados y distantes que estemos en nuestras respectivas doctrinas, rescataríamos más almas que con todas nuestras predicaciones. Juntos ya no haría falta ni siquiera predicar, los hombres se nos unirían espontáneamente por millares.
Y aquéllos que gobiernan grupos e iglesias y que no luchan por la unión sino que se encierran grupos sectarios por pura soberbia, por afán de protagonismo y a sabiendas de que éste no es el camino de la voluntad de Dios, éstos están jugando con fuego.