KYRIE ELEISON

     

los 7 libros

09

   

DENUNCIA

     

hogar para marginados

LA DECADENCIA DE OCCIDENTE


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  La parroquia de mi barrio tiene abiertas dos casas, hogar para marginados.
He ido varias veces a una de ellas para ayudar.
He conocido a los que allí viven. A muchos los conocía desde hace años, en el barrio.
Ahora parece ser que no hay dinero para mantener estas casas, y los recogidos, que ya tenían un hogar desde donde volver a organizar sus vidas, se ven nuevamente en la calle. Algunos de ellos superaron el alcoholismo gracias a esta acogida. Ahora, ¿qué será de ellos?

El alcalde quiere poner a su propia disposición un coche que vale una verdadera fortuna. Tanto es así que ha habido protestas.
Los que tienen, alcanzan el poder y tienen más. Poder y dinero se llaman mutuamente, y crecen como una bola de nieve que rueda montaña abajo. En su caída destroza todo lo que encuentra a su paso. Finalmente se estrella.

Gastan dinerales en arreglar lo visible, para que el poder no se les vaya de las manos. Lo que no se ve, eso no importa.
Acumulan basura y podredumbre dentro y fuera exhiben un cascarón adornado con colores y aromatizado con perfumes.
Cínicos, hipócritas que ostentan el poder social.
Los vulgares, la carroña está arriba, ha conseguido hacerse con el poder. Y sólo dejan subir a los que son como ellos.
 

El martes 23 de diciembre, los residentes de la casa-hogar, serán desalojados.
Son marginados que han salido de situaciones difíciles y a los que nadie tiene derecho a juzgar. Muchos de ellos han encontrado su hogar en esta casa llevada por la parroquia, Cáritas diocesana, y la ayuda de subvenciones estatales.
Ahora los que manejan el dinero público quieren hacer recortes para que los desfavorecidos favorezcan a los favorecidos de la sociedad. Para que los que no tienen den lo poco que tienen a los que ya tienen y les sobra.
Justo un día antes de nochebuena, mientras los poderosos preparan su banquete “navideño”, muchos de estos residentes seguramente irán a buscar consuelo en una caja de vino barato, porque se han quedado sin su hogar.

¡Pero no! ¡Estos políticos no son tan malos como parece! Todos estos marginados han sido invitados a residir en el “almacén de marginados”, que por eufonía se llama “obra social”, y donde se almacenan cientos de personas que sobran, que están de más, pero que no se pueden tirar a la basura, sobre todo por el “qué dirán”, y por futuras elecciones...

Estos caraduras que ocupan el poder social, esta generación de desquiciados, luego se presentan ante el pueblo como “la promesa de un futuro mejor”.
Entran en calzoncillos y salen podridos de millones. Pero nadie puede decir nada porque: “si tú me delatas a mí, yo te delato a ti, porque tú sabes que yo sé....”
Dan ganas de vomitar.