KYRIE ELEISON

     

los 7 libros

12

   

IGLESIAS

     

cristianismo y paganismo

INSTITUCIÓN


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  En las religiones paganas, los hombres se reunían en asamblea para invocar a un dios que les resolviera sus problemas terrenales.
En el cristianismo, es Dios mismo el que llama a los hombres y les invita a acceder a su Reino celestial. No se reúnen para acceder a Dios, se reúnen porque se han encontrado con Dios. Justamente el planteamiento opuesto.

En las religiones paganas, era necesaria la presencia de iluminados, sacerdotes que fueran mediadores entre ese dios y el pueblo.
En el Cristianismo, Dios mismo, en su Hijo unigénito, crea un sacerdocio real, eterno y único. Todo hombre puede llegar al Padre a través del Hijo, y ambos son perfectamente uno.

En las religiones paganas se hacía necesario la estipulación de leyes y normativas que mantuvieran a los hombres en una determinada uniformidad. Ésa era la garantía de su eficacia.
En el cristianismo, la ley queda sublimada en el Amor, y el testamento de Cristo, donde todos los preceptos quedan cumplidos, es éste:
"Amaos los unos a los otros como yo os he amado".

En las religiones paganas los hombres ofrecían sacrificios para ablandar el corazón de un dios distante e indiferente.
En el cristianismo, hubo único y definitivo sacrificio, que reconcilió a la humanidad entera con Dios. No hace falta ablandar su corazón, pues Dios es Amor. Dice el Señor: "Misericordia quiero, que no sacrificios".

Las religiones paganas estaban formadas según estructuras sociales humanas. Como en el ejército, nadie llega a lo más alto si no es por medio de una cadena jerárquica. Es la primacía del concepto de pirámide.
En el cristianismo, lo más alto es lo más bajo, lo más humilde es lo más excelso. "El que quiera ser el primero, que se ponga en el último lugar". "Bienaventurados los limpios de corazón". "Yo os aseguro que si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos." La pirámide ha sido invertida.

Muchas más cosas se podrían enumerar en la que queda claro que el paganismo y el cristianismo son dos cosas diametralmente opuestas.
Y yo pregunto, las iglesias cristianas (concretamente la católica tradicional fundamentalista, porque es el tema que ahora nos ocupa) ¿a qué se parece más? ¿a una religión pagana o a una verdadera iglesia cristiana? 
 

La Historia de la iglesia católica está llena de grandes logros, y de muchos errores.
Errores cometidos por filósofos (teólogos, según ellos mismos) que han intentado entrar en un terreno que no era de su competencia.
Errores cometidos por fieles, que han querido utilizar la iglesia para satisfacer sus necesidades humanas en lugar de ver en ella un camino hacia el Reino de los Cielos.
Errores de las jerarquías, que embriagadas por el poder, se han atrevido a rechazar a hombres buenos sólo porque denunciaban lo que en verdad era denunciable. Han dividido la iglesia con su intransigencia, con sus dogmas inamovibles.

Ese hombre humilde, de corazón limpio, que se ha hecho como un niño porque ha renacido en el Espíritu gracias a Jesucristo, ése es el que ata y desata, ya sea el último de los fieles, ya sea el más alto jerarca.
Porque dentro de las jerarquías hay hombres tan santos como fuera de ellas.
Y dentro de las jerarquías hay hombres que desconocen por completo a Dios, lo mismo que fuera de ellas.

La jerarquía es necesaria. Es necesario que exista una asamblea y unos pastores que, con su testimonio, mantengan firme la dirección correcta del pueblo por el Camino de la salvación.
Es necesario que existan unas normas mínimas de conducta que ayuden a los fieles a despertar sus conciencias cuando se desvían. Es necesario, incluso, que los ritos guarden un mínimo de uniformidad. En una celebración ha de haber un presbítero que presida. En una gran población debe haber un obispo. En una iglesia, debe haber un símbolo de unidad: El Papa.
Pero hay que diferenciar la autoridad del pastor que congrega y organiza la asamblea en lo que se refiere a su "infraestructura" humana, con la autoridad que viene del Cielo y que sólo Dios puede dar.
La verdadera autoridad nunca podrá ser adquirida mediante sistemas institucionales ni rituales, sino que la verdadera autoridad la da Dios a quien Él quiere, y siempre a aquellos que de verdad, sinceramente y sin condiciones, han entregado sus vidas al servicio de la construcción del Reino de los Cielos.