KYRIE ELEISON

     

los 7 libros

16

   

IGLESIAS

     

la igualdad sexual

CONTROVERSIA SEXUAL


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  Si nos ponemos a curiosear en las luchas y la prepotencia de los seres humanos a través de la historia, descubrimos que siempre los inferiores han sido capaces de alcanzar lugares más elevados que los superiores. ¿Por qué?
Un humano sensible, que tiene a Dios dentro, no puede acallar su voz por mucho que se lo proponga. Podrá llamarse a sí mismo ateo, podrá afirmar públicamente su absoluta convicción de la inexistencia de una vida ulterior. Pero no por eso su conciencia deja de hablarle.
Se le podría preguntar: “¿Para qué haces el bien? ¿qué sentido tiene la ética? Si Dios no existe y no hay vida ulterior, mejor hacer lo que te venga en gana, incluso destruyendo lo que se te interponga. A fin de cuentas, todo volverá a la nada...”
Pero si ese ser humano tiene sensibilidad, por muy claras que pretenda tener las ideas en su mente, nunca conseguirá hacer callar su corazón. 

¿Quiénes consiguen hacer callar su corazón? ¿Quiénes son capaces de destruir sin sentir ninguna repugnancia para consigo mismo? Los humanos insensibles, los inferiores.
Esos son los que pueden trepar por sobre los demás, los que alcanzan el poder, porque no tienen escrúpulos.
Luego la historia hace justicia... ¿siempre?
No siempre. La historia no la escribe Dios. 

Hubo un hombre que fracasó incluso más que los demás, no alcanzó ningún poder a pesar de que tenía muchas cualidades. Se le cerraron todas las puertas, se desestimaron sus palabras, se le sacó de la ciudad y se le mató. 

Las mujeres ahora parece que reclaman unos derechos que siempre han tenido, una igualdad que siempre ha existido, pero que no les fue reconocida.
¿Existe realmente esa igualdad?
Yo creo que no, yo creo que si la mujer no ha alcanzado esos puestos de poder y de prepotencia ha sido precisamente a causa de su superioridad sobre el hombre.
 

El tema de la superioridad o inferioridad del hombre sobre la mujer o la mujer sobre el hombre entra de lleno en el terreno de la filosofía, y a mí la filosofía no me gusta, me pierdo, no tengo esa inquietud de inventar cosas y argumentarlas ingeniosamente hasta conseguir que mis inventos sean “verdad”.
Puedo escribir un discurso sugerente en el que esté diciendo mucho más de lo que parece que digo, pero del que no se puede sacar ninguna conclusión definitiva sobre nada. Porque no es esa la intención.

Yo creo que hay muchos pasos intermedios que podríamos obviar e ir directamente al grano: Muchos dicen que si Jesucristo no convocó en la última cena, ni en el cenáculo después de su muerte más que a varones, eso es signo de que su deseo era que el apostolado fuera solamente masculino.
Pero yo no creo que Jesucristo hiciera las cosas y nos las forzara a cumplir sin hacerlas entender. Él dijo que no nos llamaba siervos, sino amigos, y dijo también que todo lo que le había oído decir la Padre, nos lo había revelado, y, si algo no nos lo había revelado porque aun no podíamos con todo, ya se encargaría el Paráclito de hacerlo hasta llevarnos a la Verdad plena.

¿Qué inferioridad en el terreno de la espiritualidad ha mostrado la mujer desde tiempos de Cristo hasta nuestros días? Ninguno. ¿Qué motivo puede haber para que una mujer no pueda aceptar las mismas responsabilidades que un hombre en materia de espiritualidad cristiana?
Ésta es la pregunta de la que me gustaría obtener una respuesta, porque hoy por hoy, lo confieso, yo no termino de comprender como es posible que, después de 20 siglos, la iglesia católico-romana no haya aceptado el ministerio masculino y femenino por igual.
Los argumentos la esa aceptación son obvios, ¿pero los argumentos para el rechazo? ¿Sólo están fundamentados en la tradición?