los 7 libros


	Un cirio muy pequeño es el encargado de mantener encendida la Luz de Dios. La llama se ha hundido en el cirio, y desde muchos ángulos apenas si se puede ver su resplandor, pero la Luz que despide es la Luz más blanca que se pueda observar. Llevamos el cirio a un lugar lleno de focos de colores que centellean, e intentamos que los hombres observen la blancura de la Luz del cirio. No es posible... Hay que esperar a la noche de las almas, a que los focos del mundo se apaguen y los colores se vuelvan negros. Entonces los hombres serán capaces de observar y valorar la blancura infinita de la Luz del pequeño cirio de Dios.