KYRIE ELEISON

     

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IMÁGENES

     

el niño que murió para que su padre viviera

EL PERDÓN


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  El otro día me encontré con un amigo al que se le había muerto un hijo.
De una enfermedad muy larga y dolorosa.
A pesar de que ya había pasado más de un año, me decía que olvidar era imposible.

Yo no sabía qué decirle. 
No me parecía oportuno insinuar nada positivo de su trágica experiencia.
Le dije: “Yo tengo hijos, puedo hacerme una idea de lo que sientes.”
Me lo negó: “Eso, hasta que no se vive, no se puede comprender.”

Luego, él mismo, sin que yo interviniera, comenzó a hablar de otra manera:
“Ahora soy mucho más humano.”
“Antes era un bruto, no me importaban los sentimientos de los demás.”
“Ahora soy capaz de comprender muchas cosas que antes no comprendía.”

A palos el ser humano se vuelve solidario.
A golpes se reconoce débil y necesitado de ayuda.
Hasta que no ve la muerte en sus narices, el ser humano es incapaz de reflexionar.

Hay quienes tienen la inteligencia como su mayor tesoro.
Se protegen del Amor. En la insensibilidad se sienten seguros.
Las torres más altas hacen más ruido al caer. Y mucho más daño.