KYRIE ELEISON

     

los 7 libros

68

   

VERDAD INTERIOR

     

miedo insuperable a la Verdad

BIBLIA Y LEY


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  Jesús, a los judíos de su tiempo, les hablaba en parábolas.
La sabiduría que Él quería enseñar no había de ser una sabiduría popular, sino que unos pocos iban a ser llamados sal de la tierra, fermento de todo lo demás.
Todo no puede ser sal, todo no puede ser fermento.
La masa debe ser fermentada para que sirva de alimento. La sal sólo puede salar a lo que no es salado, pues, si todo es sal, ya pierde su razón de ser.

Hoy en día, esa sabiduría escondida se vende en todas las librerías.
No sólo la Biblia, concienzudos estudios bíblicos están al alcance de todos, y no son pocos los que se interesan por la espiritualidad cristiana.
¿Es que esa sabiduría escondida que Jesús predicaba ya es pública?
A pesar de la abundante información sobre el tema, la sabiduría de Jesús sigue siendo tan esotérica como entonces... o aun más.

Cuando yo era joven, se me dijo, se me predicó. Leía libros y me documentaba.
Pero yo seguía sin saber nada.
La imagen de Jesús me parecía atrayente, ni más ni menos que una obra de arte.
Él proponía cosas que me parecían interesantes, que despertaban en mí imágenes bellas. Pero ahora lo sé: yo no entendía nada.

Parece como si el hombre tuviera que bajar al ámbito de lo oscuro, de lo tenebroso, al ámbito de la gran tribulación, para poder entender de verdad el mensaje cristiano.
Ya no se habla en parábolas, se razona con una claridad meridiana, pero la ceguera de los hombres parece que ha ido en aumento.
Ahora, más que nunca, dentro y fuera de las iglesias cristianas, los seres humanos siguen sin comprender.

El ser humano tiene miedo a lo desconocido, tiene miedo a todo aquello que él no pueda comprender y controlar.
Prefieren someterse a un líder que ven, que a un Dios que no ven. Y no lo ven porque tienen miedo a entrar en lo profundo de ellos mismos.
En el interior de cada ser humano existen ámbitos tenebrosos en los que el ser humano se niega a entrar si no se ve forzado a ello.

La razón, esa herramienta tan útil para construir y para comunicar, se ha vuelto un velo muy denso, lleno de colores llamativos y de figuras atrayentes. Detrás de ese velo está la Verdad, pero ¿quién se aventura a correr ese velo tan agradable para enfrentarse a la verdad de las cosas?
Sólo aquellos en los que se ha producido un incendio interior y el velo se ha quemado, sólo aquellos han comenzado a ver un poco más allá.

Y en lo que se ve hay una hermosura inefable, y también hay horror y angustia. Sólo de la mano de Dios, sólo firmes en el Amor divino, los seres humanos pueden penetrar en el ámbito donde la Verdad es visible.
La Verdad no puede ser controlada ni abarcada por la mente humana, sino que depende exclusivamente de la fe en el Amor de Dios.
Y este trance lo pasará el universo entero, pues ni las construcciones mentales de los hombres y las civilizaciones, ni las estructuras naturales de cualquier índole son eternas.

El suelo que pisamos no es firme, y la esperanza de la ‘nada’ después de la muerte es un engaño producido por el propio miedo del ser humano. Prefieren pensar que desaparecerán en la nada después de morir, antes que enfrentarse a la Verdad desnuda.
Y todo esto que estoy diciendo, sigue siendo parábola. A pesar de hablar con palabras diáfanas, nada de esto se comprenderá hasta que suceda.